Correr es de otro mundo. Y esto es un hecho.
Desde el 2014, habéis corrido hasta la luna ida y vuelta a la tierra más de ocho veces. Así que hemos pensado que sería divertido mantener una conversación “de otro mundo” con científicos de la NASA y la ESA, que son expertos en cómo los viajes espaciales afectan al cuerpo y lo que los habitantes de la tierra pueden aprender de ello.
La ex fisióloga de la Agencia Espacial Europea, Rebecca Borth y su hermana gemela, compañera de la NASA, Katharine Forth pasaron años estudiando el impacto del espacio en los astronautas, y, ya de paso, aprendieron otros sorprendentes beneficios de correr que te mantendrán motivado incluso hasta después del 3 de mayo.
Huye del envejecimiento
“El vuelo espacial muestra una versión acelerada del envejecimiento,” dice Rebecca. “Al vivir en microgravedad, incluso los cuerpos sanos y en forma de los astronautas pierden tejido muscular, densidad ósea y equilibrio. Esto empeora cuanto más tiempo están en el espacio”.
“Tal y como la microgravedad afecta a los astronautas, nuestros cuerpos envejecen cuanto más nos sentamos y menos hacemos”, dice Katharine. A medida que envejecemos, perdemos masa muscular y densidad ósea, pero correr incrementa ambas, por lo que correr mantiene tu cuerpo joven.
Eso es algo de lo que las gemelas Forth saben mucho, ya que ambas son también atletas internacionales de Ultimate Frisbee. “Incluso a los 44 años”, añade Katherine, “mi estado físico es tan bueno como el del resto de los jugadores que son más jóvenes. ¡Gracias, ciencia!”
Correr ejercita el cerebro
Un incentivo adicional de correr es que también es excelente para el cerebro. “Lo que encuentro más emocionante es el control sensorial del motor”, dice Katharine. “Con cada paso que corremos, nuestro cuerpo y cerebro obtienen más datos para procesar.”
“En un paseo, hay tiempo suficiente para procesar nuestro entorno, por lo que las reacciones pueden disminuir. En una carrera, esa ventana es mucho más pequeña, lo que obliga a las reacciones a ser más rápidas: cuanto más rápidos seamos, mejor será nuestro control motor sensorial y más fuerte será el cerebro”.
Corre para tener balance…
… mental y físico.
En la NASA, el equipo de Katharine analizó la capacidad de balance de los astronautas en su vuelta a la gravedad terrestre. Los resultados no fueron buenos.
“Cuando aterrizan, su balance es tan malo que no se les permite conducir durante un par de meses – imagínate volar en un transbordador y caminar en el espacio, y luego no poder conducir hasta tu casa”, dice Rebecca.
“Efectivamente,” coincidió Katharine, “el cuerpo es una máquina de adaptación, principalmente gracias a los pies. Los pies le dicen al cuerpo sobre qué superficie estamos apoyados y cómo de resbaladiza o estable es. Los pies nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno y a reaccionar de manera efectiva para que no nos caigamos.”
Haz zancadas, baila y corre cuesta arriba … del revés
A Katharine le encanta correr hacia atrás – cuesta arriba – porque empuja a su cuerpo a pensar de una manera distinta y ejercita músculos que una carrera al uso no puede alcanzar.
“Nos sentamos, andamos y corremos, pero todas estas cosas están en un solo plano de movimiento. Necesitamos movernos fuera de ese plano – piensa en dar zancadas y en bailar – para ajustar al cuerpo y obligarlo a adaptarse de una manera efectiva.”
La buena noticia es que tanto Katharine como Rebecca dicen que correr también es muy bueno. Así que, consigue tus planes de entrenamiento de Runner’s World Alemania para estar 100% preparado para tu sprint contra el Catcher Car. ¡Y sal ahí fuera el 3 de mayo, por tu cerebro, tu juventud, y por todos ellos que no pueden hacerlo!